viernes, 31 de julio de 2009

Reportaje a Ana Fernández para Mundo Latino por Patricia Muñoz en 1998

foto tomada por Amirah Gazel



MUNDO LATINO

LOS SENDEROS DEL POETA
por Patricia Muñoz


En este número quisiera presentarles a Ana Fernández, poeta y escritora argentina, quien ha saboreado el deleite de la simplicidad hecha metáfora, de la honestidad convertida en verso, en fin, de lo humano hecho palabra.
Ana Fernández vive en Bruselas desde 1979. Ha participado en diversos eventos culturales y revistas literarias tanto de América Latina como de Europa. Ha sido galardonada con los siguientes premios: Premio Nacional de Poesía en Argentina (1964), Premio de Cuentos (Bélgica, 1980), Premio Prosa Joven Latinoamericana (Berlín, 1980) y Premio al mejor ensayo sobre poesía (Buenos Aires 1988)




P: Ana, ¿podrías decirnos por qué dejaste Argentina?
A: A causa de la dictadura militar. Yo hacía un trabajo social en las villas de emergencia. Trabajaba con niños enseñando a escribir poesía y haciendo teatro, pero la represión abarcó todos los ámbitos.
P: Partir implicó una ruptura forzada con tu tierra y con los tuyos, ¿de qué manera el exilio inspiró o afectó tu literatura?
A: Lo más duro fue el silencio y el problema de la lengua.
Seguir escribiendo pero no poder publicar, no tener acceso en los primeros años al circuito francófono. Después tuve la suerte de colaborar con
revistas literarias en Bélgica y he publicado en varias de ellas.
P: ¿Escribir te ayudó a paliar la dolorosa experiencia del destierro?
A: Sí, en realidad yo escribo desde los 14 años y siempre ha sido
una manera de canalizar inquietudes. Yo creo que es algo que no puedo
dejar de hacer.
Sin embargo, los primeros altos de exilio estaba bloqueada.
El proceso de adaptación y la necesidad de aprender francés,
hicieron que estuviera largo tiempo sin poder escribir.
Después empecé a hacerlo de nuevo. Fue un proceso doloroso.
P: ¿Qué te impulsó a escribir y cómo descubriste esa voz interior
que te ha llevado a crear?
A: Buena pregunta. No sé, no sé. Toda la vida, es decir, desde
chica quise leer y escribir. A los cinco años ya sabía escribir y el
placer más grande, siempre para mí, fue hacerlo. Mi vida era y es
para mí, en gran parte, leer y escribir.
P: ¿La creación literaria te ha permitido percibir al ser humano de
otra manera?
A: Yo no sé si fue la escritura o la vida misma. Pienso que fue la
necesidad de comunicarme con la gente.
Escribo porque en esta época no existen los trovadores, pero mi
ideal hubiera sido andar por los caminos, reunir a la gente en las
plazas y hablar, contarles cosas y escucharlos. Pero como ya no hay
trovadores, escribo. En realidad, tengo alma de hablador.
P: ¿Crees que un escritor deba reflejar un compromiso político en
su literatura?
A: Siempre pensé que sí, ahora ya lo dudo. Si por compromiso
político se entiende militancia: no. Pienso que vivir es un
compromiso político, mejor dicho humano. Escribir es parte del
vivir, entonces, implícitamente hay un compromiso político. Toda
acción del ser humano es política, por ende, el que escribe
asume un compromiso político.
P: ¿Qué intentas comunicar en tu poesía?
A: Trato de comunicar una experiencia que se ha transformado en
una filosofía de vida. Con la conciencia de lo efímero de la vida
me ha venido la necesidad de dar lo que yo sé. Coordinar un taller
literario o trabajar con alguien codo a codo es poder compartir todo
lo que atesoré y que no me llevaré a la tumba. Amo estudiar
Ahora estoy investigando sobre literatura latinoamericana. Es mi
pasión, no me aburro nunca. Es como dejar una herencia y
despertar otros horizontes en la gente, que encuentren ese placer que yo tengo en gozar de la escritura como fuente de belleza.
P: ¿Sigue presente Argentina en tu literatura?
A: Mi relación con Argentina es como la que tendría con un ex-marido, con el que corté en buenas relaciones pero con el que hoy no podría vivir.
P: ¿Por qué no?
A: Porque el marido evolucionó por un lado y yo por otro. Hoy me siento bien en Bélgica, es mi nuevo matrimonio. Argentina es una referencia cultural de origen; explica muchas actitudes mías pero tengo otras influencias desde hace 20 años: Bélgica y Europa en general, los nuevos contactos, los momentos vividos y los amigos, todo eso es una mezcla que no tiene lugar físico preciso en el mundo. Me siento un poco de todas partes. Pienso que esto me ha aportado una apertura de espíritu que considero positiva, me siento más abierta, mejor persona.
P: ¿Este vivir en varios mundos ha resultado en una multivocalidad poética, cómo lo explicas?
A: La voz me pertenece y yo soy todo eso ahora. Finalmente somos seres universales y el ser humano no está determinado por detalles físicos o telúricos.
Si en un poema hablo de barrio quizá podría pensarse a primera vista que hablo de Buenos Aires, pero barrios hay también acá, en Bruselas. Yo hablo del tango en ocasiones, posiblemente podría en ese caso localizarlo más, allá pero es muy difícil de precisar.
P: Te defines como trovadora, de allí tu deseo de vehicular tu creación literaria de esa manera, debes viajar mucho ...
A: Sí, con la imaginación.
P: ¿Qué personajes habitan tu literatura?
A: He ido evolucionando. Cuando era chica tenía mis modelos, quería identificarme con personajes heroicos, como Juana de Arco o Miguel Estrogoff. Cuando adolescente con Jesucristo, Eva Perón y et Che Guevara. Con la vida y los años, se fue atenuando esta necesidad, ya no había modelos claves y ahora mis personajes son la gente sencilla, et héroe anónimo.
P: ¿Y tus proyectos futuros?
A: La prioridad es seguir viviendo intensamente y hacer de mi vida un diálogo. En lo literario, estoy escribiendo una novela Ya tengo dos o tres capítulos, todavía no se el rumbo que va a tomar; el relato se va perfilando a medida que uno la escribe. Uno puede tener un plan y después cambia la dirección de la historia. Tengo el tema y los personajes, el resto se irá imponiendo a medida que el proyecto avance.
P: ¿Qué le dirías a los jóvenes con inquietudes literarias?
A: Siempre digo que hay una joya escondida en algún lugar. A pesar de los problemas hay que tratar de hallar esa perla y darle un valor, encontrar placer en las pequeñas cosas, valorar cada minuto; el amor es el descubrimiento de la belleza. La lectura es muy importante, descubrir las culturas es un placer.
El estudio no es un castigo y puede
reemplazar otros excitantes que a veces eligen los jóvenes.



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